¿Qué acciones estáis desarrollando o tenéis previsto implementar en el ámbito de la ‘educación energética’?

En un principio se plantearon 50 acciones en centros educativos, pero no estaba estipulado como tenían que transcurrir, así que, en lugar de realizar acciones aisladas, decidimos concentrarlas en 5 centros educativos para poder trabajar proyectos de mayor duración y con mayor repercusión en el colegio o instituto. Además, son centros del Distrito Marítimo, próximos a la Oficina de la Energía, por lo que este tipo de intervenciones contribuyen a que las familias puedan comenzar a familiarizarse con este espacio y conocer su función y utilidad.

Los centros educativos en los que se están implementando las acciones son: el IES Sorolla, el IES Isabel de Villena, IES Cabanyal, CEIP Serrería Y CEIP San Pedro.

En cada centro se crea un “equipo energético”, que puede ser un grupo de alumnos y alumnas que va cambiando, de una misma clase o de un curso determinado, o alumnado seleccionado por el propio centro. Este año es el primero, así que hemos permitido una mayor flexibilidad para ir probando cosas e ir adaptando el proyecto a distintas realidades. En los centros de educación primaria este equipo se ha formado con alumnado de las clases de 5º y 6º.  En los centros más grandes, para poder adaptar el proyecto, seguramente se alargue dos años el programa previsto, sobretodo en los institutos, que manejan un número mayor de aulas. En los IES generalmente trabajamos con FP básica o con algún PR, que son grupos de por sí reducidos y que tienen un currículo más flexible. En el IES Cabanyal, donde empezaremos en breve,  el equipo va a ser seleccionado de nivel de 4º de la ESO.

¿En qué consisten las sesiones que se llevan a cabo en el centro?

Son varias sesiones. La primera es una sesión de introducción dirigida a toda el aula. En ella se explica dónde estamos, qué es la Oficina de la Energía y les explico porque estoy allí y lo que van a hacer ellos y ellas, o  sus compañeras y compañeros, como equipo energético. Les cuento también cuál es el impacto que se pretende y qué relación guarda con el ‘cambio climático’. Una de las cosas que detectamos al principio es que algo que considerábamos que tendrían muy asociado, no lo estaba. Cuando hablaban de ‘cambio climático’ no eran conscientes de la relación que podía guardar con la  producción y el consumo de la energía.

Tras esta primera sesión se hacen 3 recorridos temáticos por el centro educativo, uno de iluminación, otro de calefacción y, por último, de aparatos electrónicos. El alumnado participante se encarga de detectar problemas en las instalaciones o en su uso: problemas técnicos, tecnología poco eficiente o malos hábitos (por ejemplo, luces o aparatos encendidos o en standby).

Por último, se realiza una quinta sesión donde, con los problemas detectados, se proponen soluciones y se ve quién las va a llevar a cabo. La última sesión se hace con toda la clase. Se distribuyen por mesas de trabajo y los miembros del equipo energético se reparten en los distintos grupos.

Las sesiones y los recorridos recomendamos que tengan una duración de mínimo 2 horas, aunque en algunos cetros se han tenido que hacer en menos tiempo. Este año, al ser el primero, vamos ajustando los formatos.

La duración del proyecto completo ha dependido del centro y de su posibilidad de incorporación a la planificación de cada uno de ellos. En algunos se ha comenzado en octubre y se tiene previsto acabar en abril o mayo. En otros se ha empezado  en enero o marzo, para aprovechar el comienzo del trimestre de evaluación. Aun así, lo ideal es que el proyecto transcurra lo largo del curso completo.

Y tras estas sesiones, ¿cómo se involucra al resto de cursos y a la comunidad educativa?

La idea es que todo el trabajo que se está haciendo en estos centros con un curso específico se difunda al resto del alumnado y profesorado mediante acciones de comunicación que los propios participantes en el programa realicen.

Previamente se han planteado una serie de acciones de sensibilización desde la oficina adaptadas a los distintos cursos, para que todo el alumnado pueda entender el trabajo que se está haciendo. En infantil, por ejemplo, se trabaja a partir de un cuento. En primaria se realiza un trabajo más interactivo mediante una dinámica en la cual el alumnado introduce compromisos que puede o quiere adquirir y los plasma en una lámina final. Y en secundaria se van a utilizar las nuevas tecnologías para captar su atención. Se ha diseñado un Kahoot! para que puedan jugar utilizando su teléfono móvil.

Para el desarrollo de las acciones de comunicación, cada equipo energético, o el alumnado de la clase donde se ha desarrollado el programa, elige de qué forma va a comunicar o presentar el trabajo al resto del centro: mediante un vídeo, una presentación de diapositivas, etc.

Con el objetivo de implicar a toda la comunidad educativa hemos hecho también talleres con el claustro. Se ha aprovechado el interés personal que suscita la realización de un ‘taller de factura de electricidad’,  para contar el proyecto que se está llevando a cabo en el centro educativo y dar a conocer la Oficina de la Energía al profesorado. De esta forma cuando  entramos en alguna clase con el equipo energético, el profesorado del centro ya nos conoce y sabe en qué consiste el proyecto. También  se han realizado talleres con el AMPA, que es otro agente importante en la comunidad educativa y una forma de hacer extensible el proyecto a las familias de cada centro.

Tras la suspensión de las clases debido al estado de alarma, se está intentando trasladar el proyecto a las casas del alumnado participante. Telemáticamente a través de juegos, se ha hecho un repaso de los contenidos vistos en el aula. Ahora se están lanzando una serie de retos para que apliquen lo aprendido en casa y que junto a sus familias evalúen sus hábitos energéticos y el estado de alguno de sus electrodomésticos y luminarias.